Mujeres, jóvenes y sin recursos. Una de cada tres jóvenes entra en la mayoría de edad en situación de pobreza.
Y su camino para salir de la exclusión es mucho más escarpado, solo porque son mujeres.
Porque un tercio de las adolescentes ya se han sentido acosadas sexualmente alguna vez.
Porque la gran mayoría sienten miedo de ir solas por la calle. Y siguen siendo señaladas como las responsables de evitar una posible agresión.
Porque aumentan los estereotipos machistas entre la adolescencia, pero en el currículum escolar no existe una materia de igualdad. Ni educación afectivo-sexual con un enfoque de derechos.
Porque si además de mujeres son inmigrantes o LGTBI, los focos de discriminación son aún mayores.
Porque cuando entran en la edad adulta ya constituyen la franja de población con más riesgo de pobreza.
Porque cuando encuentran su primer trabajo ya cobran hasta un 15% menos que sus compañeros hombres. Y esa brecha sigue creciendo con la edad.
Porque, si hay que asumir cargas familiares o dispensar cuidados, será cosa de ellas. Sobre todo en familias con escasos recursos.
Porque su futuro está críticamente lastrado solo por ser mujeres.
Por estos y otros mil motivos, para todas ellas todos los derechos.
#NingunaJovenSinFuturo
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