El contexto actual, con los altísimos precios de la vivienda, el aumento de la cesta de la compra, el precio de la electricidad… Pone muy difícil a las personas jóvenes la salida independiente de la vivienda familiar. La edad media de independencia en España se sitúa en los 30 años.
A pesar de que en Galicia la cobertura para que la juventud procedente del sistema de protección puede verse prolongada hasta los 21 años, estas chicas y chicos salen al mundo sin red y mucho antes que el resto de personas de su edad.
Queremos un modelo educativo que tenga en cuenta al alumnado más desfavorecido. Estas niñas y niños tienen 6 veces más riesgo de abandonar la escuela. Lo que pedimos es que la escuela no las abandone a ellas y ellos.
El fracaso escolar complica su futuro acceso a trabajos bien remunerados y estables. Esta dificultad para acceder a la estabilidad afecta también a su autoestima y a su salud mental.
Debemos trabajar en un pacto de Estado por la juventud que garantice la posibilidad de construir un plan de vida para las chicas y chicos, con especial atención a la juventud extutelada. Hay que generar ya una equidad educativa, que les permita sortear la pesada mochila con la que cargan y que los conduce al fracaso escolar. Debemos reforzar la atención psicológica durante toda la infancia y la juventud. Trabajar en el acceso a la vivienda como pilar fundamental de su vida independiente y de su autoestima. También se debe garantizar el libre acceso a la cultura y a las actividades de ocio para las y los jóvenes que carezcan de los recursos necesarios.