«Antes casi siempre estabamos discutiendo, ahora estamos más tranquilos»
Todas las familias pasan por dificultades. Generar espacios de confianza en los que fomentar el diálogo y la empatía es fundamental para que todos los niños y niñas puedan crecer en un espacio seguro.
Las realidades de las que provienen las personas que conforman un núcleo familiar son variables. Esto afecta a los lazos que se construyen en el día a día. Por eso, es importante trabajar la escucha, la empatía y la comunicación, para que todos los miembros de la familia puedan entenderse entre ellos.
En el Programa de Competencias Familiares, las educadoras y educadores trabajan con todos los miembros de la familia para mejorar las relaciones entre ellos. Es fundamental darles herramientas para que puedan construir espacios de convivencia seguros.
«Las educadoras trabajamos desde un aprendizaje horizontal, bidireccional, nosotras aprendemos de las familias y ellas de nosotras», cuenta María, educadora del programa. Para ella, una de las cuestiones más importantes es darle a las familias estrategias que les permitan lidiar con situaciones más complejas, mejorar las habilidades parentales y prevenir las conductas de riesgo.