Entra en el sorteo de una camiseta firmada por Brais Méndez!!
Quiero hablaros desde el corazón, porque cada una y cada uno de vosotros tenéis un grandísimo poder, el poder de cambiar las cosas y acabar con los discursos de odio. Tanto en la vida como en el deporte, más allá de los goles, los logros y los trofeos están los aprendizajes, el compañerismo, la amistad y el respeto.
Como jugador profesional, sé lo importante que es el fútbol en vuestra vida. Todas y todos tenéis un papel que jugar en el campo y va mucho más allá de chutar un balón. Cada vez que os ponéis las botas y saltáis al campo, sois un ejemplo, escribís vuestra propia historia de esfuerzo, amistad y superación.
Quiero agradeceros todo el amor y la pasión que ponéis. Sé que a veces puede ser difícil, pero cada vez que dais lo mejor, cada vez que ayudáis a una compañera o compañero, cada vez que mostráis respeto hacia el adversario o que habláis con amabilidad a un árbitro, estáis haciendo del fútbol un deporte por el que merece la pena darlo todo.
Recordad que lo más importante es disfrutar de cada momento en el campo. No importa si ganáis o perdéis, lo que importa es que trabajéis juntos, que os divirtáis, que seáis un equipo.
Tanto en el fútbol como en la vida, cada una de nosotras y nosotros tenemos el poder de mejorar nuestro entorno y para eso el respeto es fundamental. Respetad a vuestras y vuestros compañeros, rivales, árbitros y a todas y todos los que hacen posible el juego, sed un ejemplo de convivencia.
La campaña #STOP ODIO nace para acabar con los discursos de odio, porque todas y todos podemos acabar con esta lacra. Hoy celebramos otra forma de entender las relaciones, en el deporte, en las redes y en la vida. Seamos un ejemplo de honestidad, de inclusión y de liderazgo.
Recordad que solo jugamos en positivo, destacad lo bueno de las y los demás y sed generosas y generosos. La positividad tiene un poder increíble para inspirar y motivar.
En mi propia experiencia, aprendo de cada compañero y entrenador con los que trabajo, así como del equipo contra el que juego. Vuestro viaje comienza y cada paso que deis os llevará más cerca del sueño.
Animaremos y apoyaremos no solo a nuestros propios hijos, sino también a todos los jugadores, reconociendo y celebrando sus esfuerzos y logros.
Mostraremos respeto hacia los árbitros, entrenadores, jugadores y otros espectadores, reconociendo el esfuerzo y la dedicación de cada individuo.
Promoveremos valores como el juego limpio, la honestidad y el respeto mutuo, enfatizando la importancia de disfrutar del deporte en un entorno amigable y respetuoso.
Enseñaremos a nuestros hijos el valor del esfuerzo, la persistencia y la capacidad de superar los desafíos, animándolos a dar lo mejor de sí mismos en cada partido.
Nos involucraremos de manera positiva en el torneo, ofreciendo nuestra ayuda y apoyo cuando sea necesario, y contribuyendo a crear un ambiente inclusivo y acogedor para todos.
Aceptaremos las decisiones tomadas por los entrenadores y árbitros, reconociendo su autoridad y experiencia en el campo.
Promoveremos la amistad y el compañerismo entre los jugadores, animando a trabajar juntos como equipo y a valorar la importancia del trabajo en equipo.
Mantendremos una comunicación abierta y positiva con nuestros hijos, los entrenadores y otros padres, fomentando un ambiente de confianza y apoyo mutuo.
Cuidaremos y respetaremos las instalaciones donde se lleva a cabo el torneo, manteniendo limpio el área y evitando cualquier comportamiento que pueda dañar el entorno.
Actuaremos como modelos a seguir para nuestros hijos, demostrando un comportamiento ejemplar en todo momento promoviendo la importancia del Fair Play dentro y fuera del campo.
Siempre jugaremos con deportividad, respetando a nuestros compañeros de equipo, oponentes, árbitros y entrenadores.
Reconoceremos y celebraremos el esfuerzo y la dedicación, tanto de nosotros mismos como de nuestros compañeros y adversarios, independientemente del resultado.
Entenderemos la importancia de trabajar juntos como equipo, apoyando y animando a nuestros compañeros en todo momento.
Conoceremos y respetaremos las reglas del juego, jugando limpio y evitando comportamientos antideportivos.
Aceptaremos las decisiones de los árbitros y entrenadores con respeto, sin discutir ni protestar.
Mantendremos una actitud positiva y optimista, incluso frente a la derrota, buscando siempre aprender y mejorar.
Si surge algún conflicto, lo resolveremos de manera pacífica y dialogando, sin recurrir a la violencia física o verbal.
Mantendremos limpio el área de juego y respetaremos las instalaciones donde se desarrolla el torneo.
Seremos amables y respetuosos con todos los participantes, promoviendo la amistad y la inclusión en nuestro equipo y en el torneo en general.
Recordaremos que lo más importante es divertirse y disfrutar del juego, independientemente del resultado final.
Queremos vivir sin odio, sin que nos marquen por ser diferentes, por el color de nuestra piel, por nuestra sexualidad, por nuestra origen o por nuestras capacidades. Vivir en un mundo que nos acepte, que nos integre, que nos cuide y en el que cada persona se pueda desarrollar plenamente, una sociedad en la que todas y todos aportemos lo que podamos, porque todas y todos podemos aportar si nos dejan. Ese es nuestro deseo, lo que nos mueve: borrar las desigualdades.
Queremos vivir en una sociedad justa en la que nos tratemos con humanidad y respeto, para avanzar todo el mundo en la misma dirección. Hacerle frente a las corrientes que intentan dividirnos apelando al miedo, al prejuicio y al odio; atacando a las minorías, culpando de los problemas a los que vienen de otros países buscando una vida mejor, discriminando a las mujeres, cuestionando los derechos de las personas LGTBIQ+. La libertad no es la ley del más fuerte.
Los discursos de odio en forma de xenofobia, racismo, antisemitismo, islamofobia, odio anti-LGTBIQ+, misoginia y otros tipos de intolerancias aumentan en todo el mundo, también en nuestros entornos más próximos y en nuestro día a día. Dentro y fuera de las redes, dentro y fuera de las aulas, en los estadios, en las oficinas, en la calle. El discurso de odio ataca a las personas y las deshumaniza, pero no solo provoca daños a nivel personal, también constituye un ataque a la inclusión, a la diversidad y a los derechos humanos. Destruye las comunidades, el lugar común desde donde se le puede hacer frente.
El odio es la piedra que encontramos en el camino de la construcción, el odio al diferente, al desconocido, el odio al que no encaja plenamente con nuestras convicciones, con nuestros colores o espacios. Un odio irracional que nos separa. El odio destruye las redes desde lo más profundo, estropea la cohesión, rompe familias, equipos, trabajos, rompe la salud y rompe, en definitiva, vidas.
Queremos vivir en comunidad, compartir y conocer mejor a nuestra vecina y vecino. Cerrar los ojos ante las injusticias ya no puede ser una opción. Parar el odio es una tarea de todas y todos como sociedad. Debemos, en un primer lugar, entender cuándo estamos actuando desde discursos de odio aprendidos de forma consciente o inconsciente. Construir un mundo que nos incluya y nos represente a todas y todos.
Por eso, proponemos una serie de medidas que todas y todos, cada uno de nosotros, tenemos en nuestra mano. ¿Qué puedes hacer tu para combatir los discursos de odio?
Detecta los discursos de odio y hazles frente: reconocerlos es el primer paso para contrarrestarlos. No ampares discursos de odio bajo el paraguas de la libertad de expresión. No banalices situaciones de odio o discriminación pensando que es “una broma o un juego de niños”; lo mejor es frenarlos lo antes posible. No calles, actúa.
Brais Méndez es un futbolista español nacido en Mos, en la provincia de Pontevedra. Juega como centrocampista en la Real Sociedad de la Primera División de España.
El deportista gallego, que como futbolista profesional ha sufrido y visto en primera persona ataques e insultos en los estadios de fútbol, alza la voz contra el odio y la exclusión social.
Aspiramos a una sociedad en la que ningún menor se vea privado de futuro por nacer en desventaja.
La pobreza y las diferencias raciales, culturales o de cualquier otra índole hacen que las niñas y niños en riesgo de exclusión sufran los discursos de odio con consecuencias en el desarrollo y la autoestima.
Muchas chicas y chicos afrontan la recta final de su paso por el sistema de protección de menores.
Su emancipación es un salto sin red, dado que la mayoría carecen de apoyo familiar. Para afrontarlo, necesitan seguridad y confianza, pero también recursos y apoyo constante. Los discursos de odio afectan a estas chicas y chicos a la hora de encontrar trabajo o vivienda.