En el 2021 conseguimos muchas mejoras a favor de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, que ya veníamos reclamando desde hace tiempo. Aun así, continúan siendo un colectivo vulnerable y estigmatizado y no todos y todas parten de las mismas condiciones de ventaja.
En un primer momento, se había fijado la edad mínima con la que los y las jóvenes podían acceder a esta ayuda en 23 años siendo un requisito, además, tres años previos de emancipación. Con la nueva modificación, las solicitudes del IMV tendrán en cuenta a las personas ex tuteladas al cumplir la mayoría de edad.
Aun así, los y las jóvenes tuteladas siguen siendo un colectivo altamente vulnerable que, cuando cumplen los 18 años, no cuentan con un hogar al que volver y tienen que valerse por ellas mismas. El Ingreso Mínimo Vital es solo el primer paso hacia una renta básica realmente universal que llegue a los hogares en riesgo.
Gracias a la reforma del Regulamiento de la Ley de Extranjería, los y las jóvenes migrantes no acompañadas tendrán más facilidades para regularizar su situación cuando cumplan los 18, acceder a un puesto de trabajo o seguir estudiando.
Sin embargo, siguen sufriendo devoluciones en frontera, pruebas de determinación de edad, que no son 100% fiables, y la desinformación y los bulos sobre sus realidades. Son solo niños y niñas y sus derechos deben verse garantizados.
Este año se ha aprobado la Ley Integral de Protección a la Infancia y la Adolescencia. Ahora, los niños y niñas están más protegidas contra los abusos y las violencias.
La aprobación de esta ley debe ir acompañada de garantías presupuestarias y coordinación entre administraciones y profesionales para que todos los niños y niñas vean sus derechos más fundamentales garantizados.
La campaña #NoNosJuzgues consiguió acercar a más de medio millón de personas a la realidad de los niños y niñas tuteladas. Hemos estado en más de 50 ayuntamientos, estaciones de tren, grandes superficies comerciales y redes sociales para estar cada vez más cerca de conseguir el objetivo de terminar con los prejuicios que aun existen hacia las personas tuteladas.
Es necesario que sigamos escuchándolas para que sean ellas mismas las que nos cuenten sus propias realidades y terminar con el estigma.
Contigo podemos darles la protección y la educación que necesitan. Juntos haremos posible que sean de mayores lo que sueñan ser.