16 Sep Los derechos no pueden quedarse en lista de espera
La reforma del reglamento de Extranjería sigue paralizada. Como las oportunidades de miles de jóvenes migrantes.
Cada día cuenta. La reforma del reglamento de Extranjería continúa paralizada y el presente y el futuro de miles de personas jóvenes no acompañadas siguen en suspenso. Mientras pasan los días, sus derechos permanecen cancelados y en lista de espera.
El borrador difundido en abril por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones contenía cambios imprescindibles para que esos derechos no se sigan viendo vulnerados. Miles de jóvenes afectados y cientos de organizaciones sociales estamos reclamando que se reactive el proceso de forma inmediata.
E esperamos, ante la falta de informaciones posteriores, que esta paralización no signifique una revisión a la baja de las reformas previstas.
Esta espera produce una enorme indefensión. Muchas personas pueden ver revocados sus permisos de residencia y trabajo. Cada día de espera es otro día sin poder acceder a un empleo, a una vivienda. Otro día sin saber si tienen un futuro aquí. En la misma sociedad que les protegió mientras fueron menores.
¿Por qué es tan urgente esta reforma?
En primer lugar, para acabar con la odisea de los permisos. Mientras son menores viven en centros de protección. Tienen permiso de residencia y de trabajo. Pero cuando cumplen los 18 y tienen que salir de sus centros, pueden perderlo todo.
Para renovar sus papeles deben acreditar ingresos equivalentes al 100% del IPREM -actualmente 565€ mensuales- solo en concepto de salario. Debido a su baja cualificación, tienen que acceder a empleos remunerados con el salario mínimo. En la práctica, esto les obliga a encontrar contratos estables a jornada completa, algo muy difícil en nuestro actual mercado de trabajo.
La reforma pendente facilitaría acreditar esos medios económicos. El baremo pasaría a ser el 100% del Ingreso Mínimo Vital para una sola persona, es dicir, unos 470€ mensuales. Para llegar a esa cifra no solo contará el salario, sino también otras ayudas sociales que la persona pueda percibir.
Este cambio hará un poco más flexible su inserción laboral. Podrán optar a contratos de menos horas, lo que facilitará su acceso al primer empleo. También debería ampliar los sectores económicos a los que poder optar.
Se abriría además una puerta a algo impensable hasta ahora: compaginar el trabajo con estudios y formaciones. Esto es fundamental para su integración social y para que puedan llevar adelante un proyecto de vida. Por eso deberá seguir desarrollándose en reformas futuras.
Plazos discriminatorios
El borrador también prevé una serie de cambios fundamentales para reducir la burocracia y los tiempos de espera. Lo más importante en este aspecto es la reducción del plazo administrativo para iniciar los trámites de residencia: de los nueve meses actuales a un máximo de quince días.
Las largas esperas son discriminatorias en sí mismas. Muchos chicos y chicas ex tuteladas cumplen la mayoría de edad con la documentación sin resolver. Caen así en una irregularidad sobrevenida. La reforma tendrá efecto retroactivo para que las personas afectadas con edad entre 18 y 23 años puedan solicitar la renovación.
© Foto: Agostiño Iglesias (La Voz de Galicia)