13 May Informe Covid19 – La infancia y la juventud en riesgo, aún más indefensas
Presentamos el informe ‘Del confinamiento a la exclusión’: los efectos de la crisis sanitaria dejan aún más desprotegidas a las niñas, niños y jóvenes que ya estaban en situación vulnerable en Galicia.
13 mayo 2020
La crisis del coronavirus no nos afecta a todas las personas de la misma manera. Para quien ya antes lo tenía más difícil, el impacto es más profundo. Sobre todo cuando se trata de la infancia y de la juventud más indefensas.
Igaxes ha presentado esta mañana el informe Del confinamiento a la exclusión: impacto de la crisis sanitaria en la infancia y la juventud más vulnerables en Galicia. Es un estudio urgente que mide sus consecuencias económicas, sociales y educativas. En la consulta participaron más de 500 jóvenes y familias con hijos e hijas menores de toda Galicia.
A la vista de los resultados, desde Igaxes queremos elevar una voz de alarma sobre los altos riesgos que esta crisis trae para el bienestar y las oportunidades de futuro de la infancia y la juventud más vulnerables.
De la vulnerabilidad a la emergencia
Antes de la crisis sanitaria, uno de cada cinco niños, niñas y adolescentes en Galicia vivía en un hogar en situación de pobreza. Son alrededor de 80.000 niños y niñas que crecieron más desprotegidas, sólo por nacer en esta situación.
A día de hoy, seis de cada 10 hogares desfavorecidos donde viven menores han visto agravada o muy agravada su situación por la crisis.
El 74% de las madres y padres consultados en el informe estaban trabajando antes del estado de alarma. Un mes más tarde, solo el 43% siguen trabajando y e 18% están afectados por ERTE.
La mayor parte de estas familias ya carecían de ahorros. Si antes llegaban a fin de mes con dificultades, ahora deben hacerlo con un 30% menos de ingresos, en el mejor de los casos.
Todo esto hace todavía más frágiles a los niños y niñas. El empobrecimiento pone en riesgo su adecuada alimentación y su salud emocional. También afecta a su desarrollo cognitivo y a sus oportunidades de aprender y de relacionarse.
Además, la sensación de incertidumbre ante el futuro pueden agravar estados de malestar y conflicto en los hogares. Ante ellos, los niños y niñas están siempre más desprotegidas.
Juventud en alto riesgo
En el mes de marzo sólo un 23% de las y los jóvenes consultados tenían trabajo. Pero tres semanas después de declararse el estado de alarma, sólo siguen trabajando el 8,5% y otro 10,8% están afectados por ERTE.
La juventud afectada se ve ahora en una situación de extrema dificultad. Aunque puedan recibir subsidios, sus prestaciones medias serán muy bajas y de corta duración: una gran mayoría tenía contratos precarios y una vida laboral muy escasa.
Muchos chicos y chicas que buscaban su primer empleo se ven casi sin opciones de encontrar un medio de vida. El freno a la contratación será casi total en sectores preferentes como la hostelería o el comercio.
Las personas ex tuteladas y la juventud migrante no acompañada se quedan en una situación de especial fragilidad, ya que carecen de apoyo familiar.
Empobrecimiento de las mujeres
También esta crisis discrimina más a la población femenina. El 84% de las mujeres entre 16 y 29 años en riesgo de exclusión están desempleadas y otro 9% afectadas por un ERTE.
De entre las madres mayores de de 30 años, una de cada dos ha visto alterada su situación laboral en esta crisis. Y más grave todavía es la situación que enfrentan muchas madres solas con niñas y niños a su cargo. De cada diez familias monomarentales, cuatro saldrán del estado de alarma sin empleo y otras dos, en ERTE.
Renta mínima universal
La magnitud de esta crisis hace impostergable implantar una renta mínima universal ambiciosa. Debe ser universal, incondicional y compatible con otras prestaciones.
Debe servir para dignificar la vida de las persoas más vulnerables. Para garantizar la seguridad y el bienestar de la infancia. Para preservar el derecho de todas las personas jóvenes a un futuro.
Esta crisis también ha hecho más evidente que nunca que el alumnado más desfavorecido no puede aprender en igualdad de condiciones. Son urgentes políticas educativas de inversión en equidad para que todo el alumnado pueda partir cada nuevo curso desde la misma línea de salida.